• gastarse dinero en unas oficinas fantásticas
  • revisar los pisos que vendieron ayer
  • revisar que pisos están a punto de venderse
  • fingir para presentarse cercanos
  • estar preocupados
  • dormir mal
  • pensar antes en ellos que en sus clientes
  • decir que les va fenomenal (aunque no sea cierto)

Lo que pocos hacen:

  • invertir dinero en una buena presentación
  • pensar en quién es su cliente ideal
  • pensar en cómo sería el hogar de sus sueños
  • mostrarse cercanos sin interés
  • estar relajados pero trabajando
  • dormir de maravilla
  • pensar antes en sus clientes que en su negocio (o a la par)
  • ser realistas recapacitando en lo que hacen mal

Si eres generoso e inteligente, pones a tu cliente donde se merece.

Cuando haces ese clic, todo es más fácil y natural.

Y tú, ¿qué tipo de promotor eres?, ¿una mezcla?

Cuéntame. Aprendo mucho de profesionales como tú.