Oficinas en Mollet | Concurso de arquitectura
La realización de imágenes para concursos ha sido una de nuestras facetas como empresa de visualización arquitectónica. Lo hacemos desde hace más de 20 años.
Cada arquitecto tiene su firma, su estilo particular. Un proyecto es algo personal. Más allá de la propuesta, el arquitecto siempre intenta transmitir algo más.
El número de imágenes
Explicar y sugerir a menudo causa un dilema. Hay muchos ejemplos de concursos en los que el ganador apenas realiza imágenes. El autor del proyecto confía en que el jurado entenderá, sólo con los planos, el interés que tiene su proyecto, su esencia.
En otros casos, se realiza una sola imagen, dos como máximo, para transmitir lo esencial del proyecto. De hecho, pocos edificios “aguantan” ser brillantemente fotografiados desde múltiples puntos de vista. Dije transmitir y lo hice intencionadamente.
Porque, finalmente, la tercera aptitud en relación con la representación, es la de explicar. El edificio puede tener una cierta complejidad y el autor no confía en la capacidad espacial del jurado para entender la propuesta. Por lo tanto, se muestran múltiples puntos de vista. Hay pocas posibilidades de que la imaginación saque conclusiones.
Como de costumbre, un balance equilibrado será la respuesta correcta.
El estilo de las imágenes
Como ya mencioné, esto es muy personal. En general, intransferible. De hecho, este intento de personalizar el resultado “obliga” a algunos estudios de arquitectura a preferir realizar las imágenes por sus propios medios dentro del estudio.
En la mayoría de los casos, la falta de experiencia o de medios en este aspecto de la presentación, hace que las posibilidades de estilo se reduzcan. Habitualmente encontramos imágenes de collage que seguramente tuvieron su día como paradigmas de la “mirada del arquitecto”. Yo lo veo como una opción legítima siempre y cuando se elija por convicción de ser la más adecuada al momento y al estilo particular del estudio. No porque esconda la incapacidad de realizarlos con otro estilo.
El abanico de posibilidades entre una imagen de “autor” y una de “promotor” es mucho más amplio de lo que podría pensarse a priori.
En este concurso, participé como coautor del proyecto.
Imaginamos la posible configuración del jurado y decidimos no dejar nada al azar.
Realizamos múltiples imágenes con un estilo híbrido entre realidad y sugerencia.
Me gustaría decir que estas discusiones fueron recompensadas con el éxito, pero desafortunadamente no fue así. Sin embargo, creo que estuvimos acertados en cuanto a la presentación.
Hay muchos factores que determinan el éxito en la obtención de un premio en un concurso y, lamentablemente, no siempre son lógicos y previsibles.