Me lo dice mi mujer cada día. Yo no lo sabía, pero ella me lo recuerda sin parar.
Me enorgullece. Mi autoestima sube y sube.
Vamos que soy un grizzli y me envidias. Tranquilo, no pasa nada.
Quizá no lo sepas, pero los programas 3D, como los resultados que producen, han evolucionado una barbaridad en los últimos 30 años.
Han mejorado la calidad y cada vez el resultado es más parecido a una foto.
Los que nos dedicamos a esto desde que surgió esta tecnología, hemos vivido-padecido-disfrutado como nuestras imágenes han evolucionado. Si miramos hacia atrás, hay imágenes que han envejecido fatal. Algunas se pueden salvar pero son la excepción.
El otro aspecto que ha mejorado una barbaridad es la velocidad. Tanto la de las máquinas como la de los programas. Recuerdo que durante años, trabajaba todo el día para que el ordenador calculase la imagen durante la noche. En la actualidad, lo que llevaba horas, ahora sólo requiere minutos.
Además, el proceso se ha simplificado una barbaridad. Pero es que el aprendizaje también.
Cuando yo empecé no existía internet y mucho menos YouTube.
Entonces, si los resultados son muy realistas, el cálculo muy rápido y el aprendizaje sencillo,
¿qué dificultad tiene hacer renders?
Me atrevo a decir que dificultad técnica ninguna.
La diferencia está en el aprendizaje, en la formación visual y comunicativa.
Eso sólo se aprende con los años. Pero de eso te hablaré otro día.
Ahora, con 60 años, sé muchas cosas.
Sé cómo sacarle partido a las imágenes de tu proyecto para que se aprecien sus virtudes.
Para que consigan persuadir y no sólo enseñar.
Pero todo eso conlleva esfuerzo.
Y ese esfuerzo produce cansancio.
El que me hace dormir y roncar cada noche como un oso.
Por eso mi mujer me lo dice cada día por la mañana, no por la noche.
Ahora te has relajado. Ya no te corroe la envidia. Me alegro por ti.
Si quieres que todo mi conocimiento y esfuerzo te ayude a vender tus pisos,