Te quiero hablar de que lo normal a veces es extraordinario, pero antes déjame que te presente a un gran tipo.
Es grande porque mide más de dos metros pero eso es lo de menos.
Conocí a este irlandés jugando al billar americano. Es una de mis pasiones junto al golf.
Ya ves: meter bolitas en agujeros.
Llevo practicando ambas disciplinas desde hace más de 45 años y no se me nota.
Me gustan ambas pero no destaco. Es más, creo que cada vez juego peor.
Pero a lo que iba.
Ambos nos conocimos en el mismo bar de Zaragoza, el Drinks & Pool. El nombre lo dice todo.
Por esa época, yo iba al local con mi gran amigo Luis del que te hablaré otro día. El tío más culto que conozco.
Casi siempre le ganaba, pero eso no impedía que pasáramos grandes noches juntos donde el billar no era lo más importante.
Yo, como buen obsesivo, quería jugar horas y horas para mejorar, pero claro, Luis no tenía tanto interés.
Un día nos llamó la atención un grandullón que jugaba y que lo hacía muy bien. Nos sorprendió cómo su altura no era una limitación para agacharse muchísimo jugando (cuanto más te agachas, mejor apuntas).
Cuando ya llevábamos unas cuantas cervezas encima, entablamos conversación con el irlandés.
Era profesor de inglés y estaba casado con una maña.
Hicimos buenas migas.
Nos seguimos viendo y llegó un momento en que nos planteamos hacer equipo. Él y yo.
Luis respiró liberado de su generosa obligación hacia mí.
Jugamos la liga al año siguiente. Lo pasábamos muy bien y seguimos haciéndolo.
Conforme fuimos conociéndonos más, un día le pregunté:
Apenas me conocías cuando me propusiste hacer equipo, ¿por qué?
Y él me contestó: “Porque eres normal”
Se refería a la dificultad de encontrar a alguien como yo, un tipo normal, divertido y extremadamente culto.
El mundo del billar es muy especial. Hay gente muy rara. Es un mundo que afortunadamente, ya se ha deshecho de ese aura de tugurio nocturno con gente peligrosa, humo y apuestas.
De todas formas, encontrar a alguien sin ínfulas de nada y entretenido no es lo habitual.
En el negocio inmobiliario, aunque no lo creas, se puedan encontrar similitudes.
Parece que todo el mundo brilla y le va bien.
Presumir con prepotencia está muy instaurado.
Por eso, cuando te encuentras con gente normal, se agradece.
Todo fluye de manera natural, y sí, también se pueden hacer cosas excepcionales y negocio sin recurrir a ridículas actitudes.
En nuestros días, encontrarte con profesionales normales, es cada vez más menos frecuente.
Si quieres destacar sin decirlo, haciendo que tu marketing destaque sin esfuerzo, te brindo la oportunidad de ayudarte. Soy muy normal pero francamente bueno en lo mío. Como al billar.