Hoy te quiero hablar del criterio que rige algunas decisiones inmobiliarias.
A las personas no les suelen gustar los cambios, aunque puedan ser buenos para ellos, prefieren quedarse como están utilizando el argumento “así se ha hecho toda la vida” como máxima a la que se aferran sin sentido.

Pero antes, déjame que te cuente que mi mujer es de Santander y pasamos los veranos en un pueblo de Cantabria. Es la casa de su bisabuela y no podemos estar mejor.

Huir del calor de Zaragoza para dormir con manta en verano, no tiene precio.

Los pueblos tienen sus propias leyes y muchas de ellas no se entienden cuando eres urbanita.

Pegado a nuestra casa viven unos vaqueros. Antes tenían las vacas en los bajos de la vivienda, ya sabes para dar calor. Desde hace años, ya no está permitida la convivencia de ambos usos. Ahora tienen las cuadras en unas naves alejadas de las viviendas. Por una vez en la vida, agradezco la normativa. Cuando las vacas nos acompañaban, además del “olor a campo”, muchas moscas también lo hacían.

Bueno ese tiempo ya pasó.

Pero, como te decía, los pueblos tienen sus “propias leyes”.

No se discuten aunque sean inadmisibles.

Para protegerse de las visitas de curiosos, los vecinos tienen dos perros.

Hasta ahí, todo normal. Los perros, en ocasiones, también cumplen esa labor en las ciudades.

Pero como soy muy observador advertí un detalle que me sobrecogió.

Partimos de la base de que hablamos de unas personas que viven de los animales. Lo que hace más incomprensible lo que te voy a contar.
Tienen vacas a las que estrujan sus ubres para extraer leche. Así lo diría un animalista pero yo no lo soy.

La ganadería es necesaria y ser negacionista me parece una postura ridícula.

Pero volvamos a los perros guardianes.

Se da la circunstancia de que están atados 24/7.
Nunca los desatan. Nunca los pasean y hacen sus necesidades en el mismo metro cuadrado donde comen. Es muy cruel. Pero en los pueblos son así.
De hecho, pregunté y me dijeron que, ante una denuncia ante cualquier protectora, no habría respuesta. Ni se acercan. Es la ley del poblado y los habitantes lo admiten como lo normal. Así ha sido toda la vida y, me temo, que así seguirá siendo. Está mal pero nadie hace nada por cambiarlo.

Hay muchas cosas que se hacen en el marketing inmobiliario desde hace décadas. Algunas de ellas no están bien hechas. El único argumento para seguir haciéndolas es que “así se ha hecho toda la vida”.

Si te basta, no seré yo quien te intente hacer cambiar.

Pero si eres capaz de reflexionar, dar un paso adelante y mejorar, entonces nos podríamos encontrar.

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